viernes, 19 de marzo de 2010

El muchacho de la bolsa

Son las tres y cuarto de la tarde. Bajo del autobús y camino hacia casa. Unos metros más allá presiento la figura de un muchacho, con una gran bolsa blanca de plástico al hombro. Empieza a hacer calor en Sevilla; los naranjos están a punto de estallar, mientras que los paraísos aún posan como silentes esqueletos, con racimos de frutos del año pasado colgando de sus ramas desnudas. El muchacho se ha parado un instante junto a un contenedor: lo abre, mira dentro y lo cierra apresuradamente para seguir andando. De vez en cuando gira un tanto la cabeza, como si le preocupara el espectador que le sigue. Viste unas zapatillas deportivas azul marino, nuevas pero baratas, un pantalón de chándal, también azul y algo más gastBasuraado, y un descuidado jersey de rayas. Su ancho torso no se corresponde del todo con la longitud de sus piernas; suele ser síntoma de una infancia con mala alimentación. Es curioso, parece como si una nutrición incorrecta no influyera en el crecimiento del torso, pero sí en el de las piernas. En la bolsa se transparentan objetos diversos, apenas reconocibles. Creo que el muchacho vagabundea hurgando en la basura, pero ahora camina decidido como si llegara tarde a algún sitio. No creo que tenga más de diecisiete o dieciocho años. Cuando veo a uno de esos insolentes jóvenes, de familias más o menos acomodadas, que han optado por la irresponsabilidad y van por el mundo perdonándonos a todos la vida, en absoluto me inquieta su falta de futuro. La vanidad, la petulancia de estos jóvenes evita que me compadezca de ellos. Pero en este muchacho que camina unos metros delante de mí, con una bolsa de plástico llena de cachivaches inservibles, adivino cierto desamparo. Las asas de la pesada bolsa se clavan en su hombro. ¿Distinguirá los días de la semana? ¿Cómo se puede vivir la juventud, esa época de perpetua primavera, de sorpresas y descubrimientos, metido hasta las cejas en el fracaso, en un fracaso que nuestra vida de caprichos hace aún más nítido? ¿Alguna vez habrá observado ese muchacho con envidia a mis hijos? ¿Habrá deseado por un momento volver a empezar, tener la oportunidad de reír sin miedos, sin impotencia? ¿O tal vez hará como los animales, nunca mirar hacia dentro de sí mismo? Siento una punzante lástima por él, por el ritmo de sus pasos cuando dobla una esquina y su camino diverge del mío. Sin querer, confusamente, pienso en mis hijos, y en lugar del muchacho los veo a ellos caminar sin rumbo por una ciudad insensata, con una bolsa blanca en el hombro, buscando inermes unos inservibles despojos entre las extravagancias de la gente feliz. Y siento la necesidad de escribir sobre este chiquillo, de liberar a mi alma del lastre de la compasión, de olvidar de algún modo esta historia, que tal vez no sea más que una más de mis invenciones; liberar mi alma mientras me dirijo a casa, a almorzar, a seguir siendo feliz.

jueves, 18 de marzo de 2010

Cuba y la chispa de la vida

21962 Era también Nicolás Gómez Dávila el que decía aquello de que, para alinearse con determinadas ideas políticas, uno sólo tiene que escuchar a un vocero de las contrarias. Dada la complejidad del caso, la situación de Cuba no se puede zanjar con dos palabras, por muy encendidas que las pronunciemos.

Hay situaciones que son claro objeto de denuncia, como son las continuas agresiones gubernamentales contra los derechos fundamentales de los cubanos, concretadas en muchos casos en la encarcelación de personas cuyo único delito es disentir públicamente de los dictados del régimen; o la esencia misma del régimen, que funciona bajo la suposición de que sus dirigentes heredan, casi genéticamente, los posibles méritos conseguidos por aquellos barbudos que desalojaron al dictador Batista, y que con los méritos adquieren la capacidad infalible de dictar normas (eternamente excepcionales) de convivencia.

Pero no es menos verdad que el bloqueo brutal que el Imperio norteamericano lleva ejerciendo sobre la isla, un Imperio para el que el dictador Batista (como otros muchos dictadores) servía de rentable títere, ha condicionado muchísimo la posibilidad de que Cuba, tras la caída del muro de Berlín, se hubiera convertido mediante una transición pacífica en la democracia que todos gloria-estefan_101308_300soñamos. Y no es menos verdad que la propuesta, más liberal que democratizadora, de muchos sectores cubanos en el exilio dorado de Miami busca objetivos que no difieren mucho de los conseguidos por el propio dictador Batista, propuesta que suena menos a una lucha por el derecho a la diferencia, y más por la típica apertura de nuevos mercados para nuevos espabilados. Los dirigentes políticos de la oposición en el exilio son potentados magnates, al execrable estilo de otros muchos que pasaron ya por la historia de otros países americanos, llevando democracia y desigualdad a partes iguales. Para más inri, sólo por la música y la actitud de individuas como Gloria Estefan dan ganas de vestirse de caqui y perderse por Sierra Maestra...

Las pacíficas manifestaciones del colectivo de las Damas Blancas están siendo reprimidas por la policía, y está siendo perturbada la libertad de expresión por contramanifestantes que tienen todo el derecho a defender a su gobierno, pero ninguno a callar a los que no están de acuerdo con él. Pero un detalle ínfimo, que no cambia para nada mi convicción de que el derecho a la expresión es un derecho básico inalienable de las personas, me lleva a pensar que el ser humano no tiene remedio. Las Damas de Blanco, entre ellas la madre de Osvaldo Zapata, recientemente muerto por huelga de hambre, están abanderando la lucha por la democratización de Cuba, y por tanto adquiriendo una responsabilidad enorme, pero una de sus actividades acaba siendo una peregrinación a la Iglesia de Santa Barbara... Si yo fuera un barbudo cubano de aquéllos, incluso siendo partidario damas-de-blanco-1radical de la democracia y la libertad religiosa, estaría viendo fantasmas de todos los colores, y me removería inquieto en mi tumba palpando sus rincones en busca del maldito fusil. Pero no soy uno de ellos, y lo único que se me ocurre es que los cubanos más pronto que tarde pagarán el bienestar con la misma moneda de siempre: cambiando cultura por capacidad de compra, sabiduría por fe, lucidez por la chispa de la vida.

sábado, 13 de marzo de 2010

Recortes

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Cómic y Jazz, nada asombroso…


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Increíbles Ruibal y Kiko Veneno


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Hada en Mérida, comanda y frase de Dulce Chacón en la puerta de su casa, junto a la Plaza Grande de Zafra:

“…la noche se hace cada vez más pequeña, quizás no quepa la luna…” (Cuatro gotas)


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Pintura y sensaciones

viernes, 12 de marzo de 2010

Paisajes con móvil (II). Madrid

 Columnas y soledad

- Columnas y soledad -


El palacio dorado

- El palacio dorado -


Elefante de Barceló

- Elefante de Barceló -


Galicia en Madrid

- Galicia en Madrid -


Huyendo del Reina Sofía

- Huyendo del Reina Sofía -


Lluvia en Sol

- Lluvia en Sol-


Monotonía guerrera

- Monotonía guerrera -


Noche derramada

- Noche derramada -


Tétrica guardería

- Tétrica guardería -


Trampantojo

- Trampantojo -


Tren, verde y dorado

- Tren, verde y dorado -


Una casa cualquiera

- Una casa cualquiera -


Brillos del Café Gijón

- Brillos del Café Gijón -

jueves, 4 de marzo de 2010

Paisajes con móvil (I)

La ofrenda de la higuera

- La ofrenda de la higuera -


Viaje

- Viaje -


Noche de sol en Edimburgo

- Noche de sol en Edimburgo -


Laboral a la tarde

- Laboral a la tarde -


Lagos

- Lagos -


Sidras

- Sidras y noche -


Somiedo ahí delante

- Somiedo ahí delante -


Tarde de paseo en Gijón

- Tarde de paseo en Gijón -

martes, 2 de marzo de 2010

Vida y muerte

Cementerio de San Fernando, Sevilla, 1 de marzo de 2010
Música: Vicente Amigo, Callejón de la luna

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